Semana 314_1 Óptica Negativa

Óptica Negativa

con obra de Sergio Beltrán-García, Andrea Carrillo Iglesias, Gerardo Contreras, Débora Delmar, Juan Arturo García, Julieta Gil, Daniel Godínez Nivón, Fabiola Larios, Karla Leyva, Jorge Palacios, Jerónimo Reyes-Retana, Andrew Roberts y Geraldine Juárez

curaduría por Federico Pérez Villoro

en Distant Gallery x Casa del Lago

disponible aquí

 



A medida que la visión se automatiza, es cada vez más difícil considerar una imagen digital que no sea parte de un mecanismo más amplio de consumo algorítmico, pues éstas han dejado de ser objetos pasivos de representación para participar activamente en procesos técnicos. Las imágenes contemporáneas afectan la realidad material de manera programática mientras realizan funciones a nivel de datos que no son posibles de observar: una foto digital almacenada en una computadora no necesita de un ojo humano para ser procesada. Pero aunque no está destinado a nuestra mirada, la posibilidad de que el código interprete de manera automática el contenido de las imágenes cambia drásticamente la relación que establecemos con las tecnologías digitales. El conocimiento visual está siendo transformado por procesos técnicos que son profundamente no visibles. La automatización de la percepción, sin embargo, no implica una falta de participación humana en el procesamiento de imágenes. Por el contrario, la visión artificial depende de infraestructuras globales que se basan en la explotación laboral y de recursos “naturales”, incluyendo cuerpos humanos y redes de vida.

Tomando su título de lo que Luciana Parisi llama “óptica negativa”, la exposición aborda la materialidad inversa de las imágenes como una alternativa metafísica al ocularcentrismo occidental y al dominio de la visión como eje de la verdad.1 La naturaleza material de las imágenes contemporáneas apunta a formas de gobernanza que refuerzan las categorías de comportamiento basadas en la raza, la clase y el género: diferenciaciones que son cooptadas por los mercados, la policía, los seguros médicos y otros mecanismos de control. En cambio, Parisi propone la “imagen sin forma” como una posibilidad epistémica para reevaluar la relación entre visión y conocimiento, a través de la cual el régimen de representaciones ha sostenido históricamente las formas en que atribuimos valor a objetos, conceptos y experiencias dentro de la escala del capital, perpetuando el abuso y la violencia ejercida sobre cuerpos marginados.

 


La exposición reúne a un grupo de artistas que trabajan desde distintos medios para producir imágenes que revelen lo que está distante, permanece inaccesible o aún no emerge: un territorio controlado por los cárteles, una lengua originaria siendo borrada, expresiones posnaturales que sólo son posibles en paisajes oníricos. Algunas de las imágenes de esta colección de “tomas fantasma” fueron generadas por computadora, simulando posiciones que un ser humano no podría ocupar. Otras estudian la rampante capitalización del comportamiento digital y las lógicas estadísticas que le asignan valor homogeneizante a los cuerpos mediados a través de las pantallas. Algunos proyectos escapan del persistente instinto de captura descriptiva al servicio del capital ocular. En otros casos, las piezas exploran la necropolítica de este Estado fallido que depende de la perpetuación de la violencia, y su representación, para justificar su propia existencia. Las piezas aquí reunidas no se limitan a su valor simbólico: sirven, más bien, como testigos –evidencia táctica– de eventos, objetos, espacios que han sido deliberadamente oscurecidos para proteger la configuración actual del poder regional.


Parisi, L. Negative optics in vision machines. AI & Soc 36, 1281–1293 (2021).

Doreen Ríos

Curadora, investigadora y docente especializada en cultura digital.

https://doreenrios.com
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