Semana 415_1 Cuando las paredes dejen de llorar

Cuando las paredes dejen de llorar

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Cuando las paredes dejen de llorar 〰️

con obra de Mario Santamaría

curaduría por Aida Salán y Guillermo Esteban

en NAVESIERRRA (C. de la Divina Pastora 23, 28034 Madrid)

parte de MMMAD

 
 

NAVESIERRRA presenta Cuando las paredes dejen de llorar, la primera exposición individual del artista Mario Santamaría en Madrid. La instalación, site-specific, ahonda en los intereses que caracterizan la obra de Santamaría. Su práctica artística se basa en transparentar, visibilizar, e incluso encarnar, los diferentes procesos de distribución de datos digitales y las infraestructuras que los sostienen. De esta manera, Santamaría pone cuerpo a los procedimientos algorítmicos del invisible espacio-tiempo digital, no desde una voluntad de resolver el problema sino para plasmar la des-ilusión propia de estas tecnologías.

 

Vista de exposición, Cuando las paredes dejen de llorar, 2024

 

Un avatar dentro de un metaverso, el Voxels - Ethereum Virtual World, se ha situado a trece mil quinientos millones de años luz de la superficie de este mundo virtual. Esta distancia es la misma que separa la Tierra del objeto luminoso más remoto conocido hasta la fecha, HD1, que la comunidad científica identificó en la primavera de 2022, y del que no se sabe si es una galaxia o un agujero negro. Tras situar al avatar en este punto del metauniverso, el artista lo ha hecho saltar a la superficie metaterrestre, en un salto imposible que, a la velocidad de la luz, tardaría trece mil quinientos millones de años en completarse, y que a la velocidad del avatar saltarín, que es de aproximadamente ciento veinte kilómetros por hora, no se completará hasta dentro de unos ochenta y nueve mil treinta y ocho mil millones trescientos setenta mil veintiséis millones de años. Este salto, que es también una rápida caída en el tiempo profundo, está ocurriendo ahora, en un metaverso.

Al observar el salto del avatar, solo percibimos una imagen abstracta y diáfana, ligeramente cambiante, y un sonido de velocidad y caída, similar a un ruido blanco. No es posible identificar, en esta representación, el cuerpo virtual que salta desde el sitio más remoto y distante del conocimiento humano, ni tampoco el espacio que recorre y que lo rodea mientras cae. Lo que vemos es un glitch, un error que expresa el colapso de la imagen y señala el límite de lo que puede ser representado. Los aparatos tecnológicos —como los tres telescopios y el radiotelescopio que permitieron identificar el HD1— amplían la potencialidad de la percepción humana y al mismo tiempo hacen evidentes sus límites; funcionan como extensiones del ojo y de los sentidos, pero ponen de manifiesto la distancia insalvable entre el conocimiento y la vida del cuerpo. De modo similar, la imagen irreconocible del avatar expresa una fricción entre las posibilidades de una existencia digital ilimitada y los límites de un cuerpo físico y mortal.


Texto por Alexandra Laudo

Doreen Ríos

Curadora, investigadora y docente especializada en cultura digital.

https://doreenrios.com
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