Semana 478_1 Vanishing Acts

Vanishing Acts

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Vanishing Acts 〰️

 

Federico Pérez Villoro, No Distance, 2025

 

Las promesas de la era digital, aquellas que auguraban acceso ilimitado, transparencia y horizontalidad, se han evaporado rápidamente ante nuestros ojos. Capa a capa, las tecnologías digitales supuestamente inofensivas (Internet, redes sociales, teléfonos inteligentes, wearables, IoT) han ido revelando su verdadera naturaleza. Una que nunca ha sido inmaterial, etérea, infalible, precisa, sostenible o inmaculada, a pesar de los esfuerzos de les tecnosolucionistas por convencernos de lo contrario. 

En medio de las crisis del cambio climático, la escasez de recursos, la violenta polarización ideológica y la sobresaturación digital —agravadas por una era del cómputo obsesionada con acumular cada interacción, dato y archivo para alimentar la IA—, la exposición en línea Actos de Evanescencia plantea la siguiente pregunta: ¿podemos encontrar relaciones alternativas con la tecnología en las zonas grises provocadas por la inestabilidad táctica, la disolución y el repliegue?

Vanishing Acts presenta cuatro obras de net art, comisionadas a les artistas Federico Pérez Villoro, Jung Hsu, Anna Ridler y Olia Lialina. Estas piezas desafían el espíritu dominante de la acumulación al explorar esta cuestión a través de cuatro ejes temáticos: Materia, Memoria, Fantasma y Fragilidad. Juntas, examinan el peso, los rastros, las ausencias y las vulnerabilidades inherentes a la digitalidad.

 
 

Las venas sumergidas de la conexión global —cables de fibra óptica engrapados al lecho marino— yacen moribundas, con sus rutas ocultas y un destino final incierto. Estas infraestructuras son la realidad material de la conexión a Internet a la vez que desafían el mito de la ingravidez digital: el agua se rebela, los mapas fallan, pero nuestras pantallas siguen ocultando los daños. La obra No Distance, de Federico Pérez Villoro, rastrea esta complicidad, donde cada byte permanece como un rastro geológico.

Mientras nos ahogamos en petabytes que se acumulan sin cesar, Jung Hsu excava la disolución de la memoria en su obra Collected Memory. Memorias USB olvidadas, pertenecientes a personas desconocidas, hibernan en bolsillos y mochilas, en los registros de objetos perdidos y en otros espacios intermedios, donde sucumben a la obsolescencia programada. Diseñadas para durar 20 años, rara vez sobreviven cinco. Hsu se adentra en este pasado fragmentado, cuestionando nuestra obsesión por el almacenamiento, al tiempo que propone explorar la memoria no como una bóveda, sino como aliento sobre el cristal.

En Every Single Iris on the Internet (the first 100,000 images), Anna Ridler caza fantasmas en LAION-5B, una base de datos de 5850 millones de pares de imágenes y textos. Aquí, los «iris» (flores, ojos, nombres) se reducen a abstracciones numéricas. Ridler resucita enlaces rotos, conjurando flores espectrales a partir de imágenes que ya no existen. Estos iris fantasmas se convierten en una autopsia de los datos de entrenamiento de la IA, exponiendo cómo la fluidez del lenguaje se fractura frente a la exigencia de la tecnología por mantener significados fijos. 

 

Casos de borrado

Episodios de desvanecimiento

Momentos de ausencia

Incidentes de eliminación

Episodios de disolución

Manifestaciones de invisibilidad

Actos de ocultación

Procesos de retirada

Descomprimir, colapsar, ocultar

Deshacer, desmoronar, desvanecer

 

Olia Lialina expone la fragilidad digital resucitando cuidadosamente sitios web. La artista excavó dentro de su archivo de Geocities para encontrar aquellas páginas en las que humanos, y sus perros, calificaban comida, compartían sus largos paseos y publicaban listas de deseos de juguetes. Invirtiendo la viñeta de Peter Steiner titulada «En Internet, nadie sabe que eres un perro», Lialina despliega la pieza On the Internet Everybody Knows You had a Dog. Estas reliquias electrónicas, que se descartaron del resguardo por triviales, son testimonio del tierno sinsentido de los inicios de la web a la vez que su rescate aparece frente a nosotres como un acto radical de la presencia frente al scroll infinito.

Juntes, estos artistas trazan la evanescencia a través de masas de agua envenenadas, memorias USB en descomposición, flores fantasma y perros que bailan. Reformulan lo efímero como práctica crítica, donde los cables de fibra óptica submarinos, los enlaces muertos y los errores 404 no son fallos, sino evidencia. Vanishing Acts propone un ecosistema digital que puede ser temporal, encarnado y cooperativo. Porque en el espacio entre guardar y borrar, tal vez aprendamos cuándo, cómo y qué dejar ir.

Doreen Ríos

Curadora, investigadora y docente especializada en cultura digital.

https://doreenrios.com
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