Gatos, ranas y criptoartistas

¿Y si los .jpgs de autor se convierten en un bien de lujo?

Por Silvia Dal Dosso

 

Cuando en julio de 2013 conocí a Andreas Schildbach, el primer desarrollador en generar un monedero de Bitcoin para teléfonos inteligentes, un Bitcoin valía unos 80 euros. Estábamos sentadxs en una mesa de un bar, el Room 77, que recientemente había sido noticia porque su propietario, Joerg Platzer, había sido entrevistado por la BBC por la locura de aceptar Bitcoin como forma de pago. Aún no satisfecho, Joerg había conseguido convencer a muchos comercios de la calle, Graefestraße, para que hicieran lo mismo, y por ello la zona fue apodada por lxs pocxs nerds que la conocían y por lxs dueñxs de esos mismos comercios, Bitcoin Kiez. Mientras entrevistaba a Andreas (para un documental que estaba grabando), a nuestro alrededor un montón de desarrolladorxs y criptoanarquistas charlaban y bebían, pero Andreas estaba tan concentrado en su historia y yo, en consecuencia, tan ocupada tratando de entender lo que decía que las voces que nos rodeaban habían desaparecido.

Lo que ahora soy capaz de entender plenamente, y lo que Andreas estaba tratando de comunicarme en ese momento, era que en el uso de la tecnología blockchain, para él, los intercambios monetarios eran un fenómeno completamente secundario. Como jugador y coleccionista de Magic: the Gathering, una pasión que con el tiempo había dado paso a otras como el bondage, el drag y el desarrollo al servicio de la comunidad de código abierto, Andreas siempre se había preguntado cómo se podría digitalizar el coleccionismo. Blockchain era la respuesta. A través de la tecnología blockchain, lxs coleccionistas de Magic: the Gathering de todo el mundo podrían, por fin, intercambiar la versión única y digitalizada de una carta.

 
Imagen encontrada en la cuenta oficial de Instagram de Beeple @beeple

Imagen encontrada en la cuenta oficial de Instagram de Beeple @beeple

 

INICIA EL JUEGO

Esta afirmación volvió a mi mente y se hizo más clara cuando tres años después, en 2016, me encontré con el proyecto Rare Pepe Wallet.

El Rare Pepe Rush, es decir, la práctica de coleccionar versiones inéditas y poco comunes del meme Pepe the Frog, empezó a ser tendencia mucho antes de que Pepe the Frog llegara a los medios, o en este caso probablemente deberíamos decir destruyera a los medios, en forma de mascota, dios y protector mágico del aparato mediático neonazi (la llamada alt right), ya que a Donald Trump, en octubre de 2015, se le ocurrió retuitear una caricatura de sí mismo personificado como Pepe, etiquetando y haciendo un guiño a los baluartes de la ultraderecha bloguera estadounidense. 

Como tantos productos artísticos y meméticos del internet 3.0, los Rare Pepes nacieron en 2014 a la sombra de los hilos de 4chan, DeviantArt, Tumblr, Reddit y quizá incluso antes habían sido intercambiados por quién sabe quién, a través de chats privados, ahora imposibles de rastrear, por razones ciertamente alejadas de la propaganda política. Una de las primeras conversaciones en 4chan relacionada con colocar una marca de agua a los Rare Pepes, se remonta a octubre de 2014. La conversación hace referencia a "un mercado", que es el de los memes y por tanto un mercado que responde a la moneda de los likes, la viralidad y los índices de visibilidad, que a partir de 2016 se oficializa en el subreddit r/MemeEconomy. Durante la misma conversación lxs anons también discuten sobre temas relacionados con el arte, unx de lxs usuarixs observa que poner una marca de agua al meme arruinaría su valor artístico al tapar parcialmente la imagen. 

Seis meses después, el 1 de abril de 2015, una colección .jpg de "más de 1200 Rare Pepes" fue puesta a subasta en Ebay y alcanzó el valor de 99,166 dólares antes de ser retirada del sitio unos días después.

Aparte del trolleo que presupuso este gesto, esta breve historia nos cuenta que en 2015 vender .jpgs en Ebay no estaba permitido por las políticas de la compañía, por una simple, pero fundamental regla del mercado del arte: para ser vendido, el objeto artístico debe ser no sólo "raro", sino también "escaso", es decir, difícil o imposible de replicar.

Y aquí llega, para resolver el problema de la no replicabilidad del arte de los Rare Pepes: la tecnología blockchain.

Para mi asombro, durante 2016 la página de Rare Pepe Wallet había empezado a vender Rare Pepes enmarcados en un gráfico que era la referencia directa a las cartas del juego Magic: the Gathering. Como nos cuenta Joe Looney, cofundador de Rare Pepe Wallet, el sueño del coleccionista digital se había hecho finalmente realidad gracias a los tokens no fungibles (NFTs). A diferencia de las criptodivisas básicas, como por ejemplo el Bitcoin, que, aunque deja huellas de sus movimientos en la cadena de bloques, sigue siendo perfectamente intercambiable como una moneda o un billete normal, un token NFT es único: no puede cambiarse por otro token de valor equivalente, ni borrarse. Esto lo hace idóneo para representar la autenticidad de una obra digital.

El NFT representa la contraprestación digital de un contrato notarial que da fe de que un bien es escaso o incluso único, al igual que una obra de arte, pero sin que intervenga ningúnx notarix en el proceso.

Cuando compras un Rare Pepe en Rare Pepe Wallet, lo que compras es una determinada cantidad de su NFT, en este caso denominada Rare Pepe Cash.

El blockchain asegura, por ejemplo, que hay exactamente 4202 NFTs asociados a la tarjeta 'Nyan Pepe' - para calcular esto, me imagino pequeños tokens con pies que sostienen una tarjeta 'Nyan Pepe' sobre sí mismos, llevándola de un propietario a otro- o hay exactamente 7050 NFTs asociados a la tarjeta 'Warhol Pepe', o a la tarjeta 'Kardashian Pepe', o a la tarjeta 'Homer Pepe' que en enero de 2018 se puso a la venta por la suma de 350,000 Pepe Cash, ascendiendo en ese momento a 38,500 dólares.

 
Homer Pepe Card from Rare Pepe Wallet.

Homer Pepe Card from Rare Pepe Wallet.

 

Me gusta pensar en la noticia de la venta de 'Homer Pepe' como un parteaguas, un momento de fuerte valor simbólico e hipersticional.

Lo es todo: la figura épica de Homero Simpson, un icono de la cultura popular al nivel de The Beatles y Madonna, retratada bajo la apariencia verde del meme más mainstream que ha conocido la historia del internet hasta ahora, en una carta dorada, ya que el oro es el "símbolo de expansión", índice de rareza, dentro del universo de Magic: the Gathering cartas cuyo valor monetario ha alcanzado cotas sin precedentes en la historia de los juegos de cartas coleccionables. 

Una máquina de likes, un epítome del hype a la enésima potencia, y un intercambio monetario en el que ningunx de lxs que han contribuido a esta exagerada acumulación de valor recibe el más mínimo retorno, desde Matt Furie, diseñador del primer Pepe, o Matt Groening, diseñador del primer Homero, o Richard Garfield, el matemático, inventor y diseñador de juegos que en 1993 dio origen a Magic: the Gathering, hasta lxs miles de memerxs que dieron origen al fenómeno de Rare Pepe, o a lxs cientos de desarrolladorxs que, como Andreas Schildbach, han contribuido a crear las numerosas aplicaciones y softwares de blockchain, que ahora mismo siguen siendo de código abierto.

Una explotación de recursos, la de la comunidad creativa, y la de lxs internautas en general, que como veremos es fundamental para crear un consenso de valor, o más sencillamente para alimentar el hype, y hacernos olvidar que la carta 'Homer Pepe', como todas las demás cartas coleccionables y obras de arte digital que vendrían, es escasa y única, sólo porque ha sido decretada como tal dentro del "juego" de las criptomonedas, por lxs propixs jugadorxs: lxs inversionistas.

 

LA PRIMERA OLA DE MERCADOS DE CRIPTOARTE

Los primeros en replicar la experiencia de Rare Pepe Wallet fueron el estudio canadiense Dapper Labs, con CryptoKitties, un juego de coleccionismo e intercambio de gatos virtuales. Una especie de clon de Rare Pepe y otro gran éxito, uno tan grande como para congestionar la red de criptomonedas Ethereum en la que se alojaban las NFTs de los gatitos.

En los meses siguientes me imagino muchas otras realidades pertenecientes al mundo de las criptomonedas intentando montar algo similar.

Emprendedorxs intentando aprovechar las burbujas más cercanas, inversionistas haciendo lo posible por entender qué es el arte digital, curadorxs de arte digital haciendo lo posible por entender qué es el blockchain, momentos extraños para todxs.

Apenas un mes después de la subasta de ‘Homer Pepe’, se puso en contacto conmigo un curador de arte digital, Bob Bicknell-Knight, con el que había estado en contacto en los últimos meses por un tema relacionado con el gamer gate, y a quien había contactado un mercado emergente de arte digital: Iconic Show.

 
Still frame de Dream Navigator (2020) realizado por @fantastic3dcreation, tal y como aparece en Feltzine.

Still frame de Dream Navigator (2020) realizado por @fantastic3dcreation, tal y como aparece en Feltzine.

 

Iconic se presentó como el primer mercado de arte digital basado en blockchain, presumiendo de patrocinadores de alto nivel ahora desaparecidos de la web oficial, que sigue activa. De sus redes sociales se deduce que la parte física de este mercado de arte digital estaba en Rusia. Para mí, esta experiencia se limitó a un intercambio de correos electrónicos con su responsable de redes sociales a quien envié una "obra digital", una imagen .jpg bastante horrenda de un ojo tomada de internet e intervenida con un proceso de transferencia de estilo artístico mediante TensorFlow, un script de deep learning preempaquetado.

Tras unos meses, y pasado el pico de los 20k alcanzado por Bitcoin, en ese periodo, Iconic volvió a desvancerse en el aire.

El hype había bajado y con el hype quizás incluso lxs inversionistas habían decidido irse a otra parte.

 

UNAS PALABRAS ACERCA DE MI RED DE ARTE DIGITAL

En mi pequeño universo, una red de artistas, curadorxs y creativxs que tuve la oportunidad de conocer gracias a mi trabajo con Clusterduck, el colectivo multidisciplinar con el que estudio los procesos y agentes que hay detrás de la creación de contenidos relacionados con internet, Iconic había aparecido y desaparecido como un cuerpo ajeno, un extraño meteorito que por casualidad había llovido sobre nosotros y luego había desaparecido con la misma rapidez y aleatoriedad.

Ese año para Clusterduck había sido el primero de actividad en el mundo del arte digital, aunque algunxs de nosotrxs ya habíamos trabajado individualmente en este campo. Como colectivo, habíamos curado el pabellón de Berlín para The Wrong Biennale, tratando de introducir en el discurso del arte digital la relación entre hype y la hiperstición.

 
💖🌠💞 (2020) hecho por @reyunsung, como aparece en @post.vision.

💖🌠💞 (2020) hecho por @reyunsung, como aparece en @post.vision.

 

Desde nuestro punto de vista, el arte digital al que nos referíamos era inseparable de la comunidad y los contextos en los que lo habíamos visto nacer y había sobrevivido durante años al buen y al mal tiempo. Espacios y redes cercanas a Hito Steyerl, Eva y Franco Mattes, Metahaven, Camille Henrot, DIS Collective, Katja Novitskova, Carla Gannis, Jodi, Olia Lialina, Aram Bartholl, Domenico Quaranta, Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, por citar algunxs, o revistas como Rhizome, E-flux, Neural, AQBN eran el contexto al que podía mirar la nueva generación de artistas digitales.

Como señala Erica Lagalisse, a propósito de su estudio sobre la masonería y las conspiraciones, nosotrxs también nos sentíamos dentro de "un proyecto de investigación (auto)etnográfico", siendo al mismo tiempo tanto investigadorxs que intentaban observar el fenómeno del arte digital desde un punto de vista externo, como creadorxs o curadorxs de arte digital que operaban desde dentro de uno de sus filtros burbuja.

Nos fijamos en creadorxs, artistas y curadorxs que reconocemos como parte de este confuso mundo: Tom Galle, David OReilly, Zach Lieberman, Ines Alpha, Molly Soda, Fantastic 3d Creation, Violeta Forest, Miyö Van Stenis, Paul Soulellis, Nicolas Maigret, Ruby Gloom, Mara Oscar Cassiani, Guido Segni. Mientras que los canales de Instagram y plataformas como Feltzine, Postvision, [ANTI]MATERIA, SiliconValet, fueron los lugares, cercanos a nuestra burbuja, donde, junto a muchxs otrxs se gestaba la definición aún en desarrollo del nuevo arte digital, saltando de términos paraguas a otros términos paraguas (#vaporwave, #postinternet, #3dart, #glitchart, #cyberghetto, #estética, #artegenerativo, #webglart, #internetart, #gameart, #memeart) y en donde fue curado y acogido en un continuo vaivén entre el reconocimiento, las acusaciones de amateurismo y los picos de viralidad vertiginosa, como cuenta Valentina Tanni en Memestetica, publicado recientemente por la editorial italiana Nero Edizioni.

 

 LA SEGUNDA OLA DE MERCADOS DE CRIPTOARTE

Hace unas semanas, los NFTs volvieron a visitarnos, esta vez con gran fanfarria, a la vez que llegaron a los medios de comunicación. Son continuos los zumbidos en torno al criptoarte y al nuevo mercado para el arte digital entre los que destacan Superrare, Nifty Gateway, MakersPlace, Zora, Seditionart, Foundation, plataformas exclusivas que combinan sus subastas públicas y privadas a través de NFTs alojadas en el blockchain de Ethereum con editoriales, rankings, selecciones, aportaciones curatoriales y un uso activo y constante de Twitter e Instagram, que en los últimos meses les ha permitido expandir la red, penetrando en muchas de las burbujas mencionadas, incluida la nuestra, en busca de valor y consenso.

 
4.jpg

MMM_VR_DONUTS (2020) hecho por @xsullo, subastado en SuperRare.

 

Mientras el hype de los NFTs junto con el Bitcoin se dispara -de nuevo-, la fiebre de los NFTs del arte digital se extiende a los lugares más inesperados. Hace tres días se puso en contacto conmigo un periodista de Milano Finanza, Marcello Bussi, que estaba tratando de entender toda esta situación, y me preguntó cómo, en mi opinión, afectaría el mundo de las criptodivisas al mercado del arte: ¿quizás existía el riesgo de que los nuevos mercados de arte digital sustituyeran a las galerías y casas de subastas tradicionales? Le dije que ganaría el más rápido.

Mientras escribo esto, el gif original de Nyan Cat acaba de ser subastado y vendido por 300 ETH, equivalentes a 587,000 dólares en el momento de la venta. Mientras tanto, esta misma semana una de las principales casas de subastas, Christie's, que actualmente es la segunda más grande después de Sotheby's, ha anunciado que venderá el NFT de Beeple, Everydays: The First 5000 Days*, convirtiéndose en la primera gran casa de subastas del mundo en lanzarse al mercado del arte NFT.

Christie's anuncia que Everydays: The First 5000 Days se venderá con "la firma infalsificable del artista e identificada de forma única en a través de blockchain" junto con todos los "detalles vitales, incluyendo el momento de la creación, el tamaño de la edición y un registro de cualquier venta anterior".

 
Everydays: The First 5,000 Days (2021) hecho por Beeple, subastado en Christie's.

Everydays: The First 5,000 Days (2021) hecho por Beeple, subastado en Christie's.

 

Otro acontecimiento que marca un antes y un después y que hoy genera nuevos títulos virales, con lxs periodistas y bloguerxs que invocan el "Stonk" de los NFTs: en la misma semana en que las criptomonedas entran en el mercado del arte tradicional, el gif del gato más famoso del internet vuela literalmente a la luna, superando cualquier otra cantidad gastada en el joven mercado de las NFTs hasta ahora. Esta vez la recaudación de la venta irá para Christopher Torres, entonces @prguitarman, quien exactamente hace 10 años, publicó el gif original de Nyan Cat en su web LOL-Comics, mientras que el mercado de arte digital que acogió la subasta, Foundation, se quedará con el 10% de la recaudación.

Lindsay Howard, líder de la comunidad de Foundation, declaró que este evento "señala una nueva era en la que lxs artistas digitales pueden ser compensadxs directamente por el trabajo que crean y comparten en línea". Me pregunto si parte de esa recaudación llegará también a Sara, la usuaria de YouTube @saraj00n, que al combinar a Nyan Cat con el tema "¡nyanyanyanyanya!" convirtió a ese gato en el más viral de la historia del internet. Definitivamente no llegará a Daniwell, el productor que creó la pieza, utilizando a su vez el Vocaloid de Hatsune Miku, ni a los millones de usuarixs que han contribuido a hacer de Nyan Cat lo que es hoy, incluyendo la versión casi tan viral de Nyan Cat creada en honor a las hazañas del grupo de hackers LulzSec. Y quién sabe si este tipo de información se incluirá alguna vez en los "detalles vitales" de los futuros memes que hipotéticamente subastarán Christie's, Sotheby's, Phillips o China Guardian.

Por ahora, Christie's se ha limitado a subastar una obra creada exclusivamente y sin lugar a dudas por un solo autor: Beeple.

 

 DOS NOTAS SOBRE MI RED DE ARTE DIGITAL

Este verano me he encontrado rastreando el origen de antiguos memes y descubrimientos digitales para un proyecto transmedia aún en construcción que estoy elaborando con Clusterduck, que también se enmarca en el ámbito del arte digital, y que, aunque de manera extrañan, se parece a Everydays: The First 5000 Days, y tiene mucho más que ver con el contexto y las modalidades colectivas en las que nació Nyan Cat.

Por eso, estos meses hemos tenido la oportunidad de interrogarnos largamente sobre el valor que los memes, como en cierta medida cualquier pieza digital, pueden tener una vez descontextualizados.

Al igual que las obras de performance participativo o algunas formas de arte medial, los memes existen en una época determinada por una razón histórica determinada, a veces política, a menudo subcultural, ya que su impacto se produce en medios efímeros como chats, hilos y comentarios en grupos privados.

Por esta razón, un meme no debe considerarse una unidad de información autónoma que se propaga en la red siguiendo un modelo de difusión "espacial" y "viral", y en consecuencia no debe venderse como tal.

 
Stillframe de Dead Ramen (2020), Música de deadmau5, Visuales de Mad Dog Jones, subastado en Nifty Gateway.

Stillframe de Dead Ramen (2020), Música de deadmau5, Visuales de Mad Dog Jones, subastado en Nifty Gateway.

 

Como me escribía hace un par de días Wade Wallerstein, curador de arte digital y fundador de Silicon Valet, al preguntarle su punto de vista sobre el fenómeno de los NFTs, ninguno de los nuevos mercados de arte digital se preocupa por incluir el contexto de la obra de arte en la inscripción en blockchain que debería certificar el valor de la obra (dónde se expuso, quién escribió sobre ella, etc.). Se omiten otros "detalles vitales". Además, señala Wade, la mayoría de las plataformas citadas no exponen las obras de arte en su forma completa, sino sólo "gotas", versiones más pequeñas de la obra inicial, reduciendo el trabajo del artista a lo que no es más que un juego de cartas digitales coleccionables.

Es como si las obras digitales, por necesidades técnicas, estuvieran constreñidas a convertirse en una carta de Magic: The Gathering.

 

 LXS CRIPTOARTISTAS

Intrigada por la ruptura de los filtros burbuja que están provocando estas plataformas, me encontré hace unas noches mirando de quién eran las obras subastadas. Más allá del llamativo caso de Nyan Cat, muchas de las obras digitales que se venden hoy -con precios que van desde los 11 dólares, a los 2,000, hasta los 10,000 - provienen de artistas o creadorxs de todo tipo, desde el diseñadorx o compositorx visual emergente, hasta el artista 3D ya consolidado por haber trabajado en videos musicales o haber participado en exposiciones de arte digital o haber sido publicado en revistas como Juxtapoz o, en los casos más extraordinarios, por un reportaje en Adult Swim.

A partir de la información proporcionada en las cuentas de estxs creadorxs en los mercardos de arte digital, a veces es imposible entender si el/la artista ya ha expuesto en algún lugar o si está fingiendo ser algo que no es, y en ese caso me pregunto si detrás de la máscara proporcionada por la aprobación y el bombo y platillo de la comunidad recién nacida de mercado de arte digital en cuestión no se esconde otro cuerpo extraño, turista, troll, buscadorx de oro.

Entonces me imagino a lxs curadorxs o a quienes en este momento se ocupan de la selección de lxs nuevxs creadorxs procedentes de la amplísima lista de espera. Supongo que no es un trabajo fácil. Sin embargo, la prueba de fuego suele ser el enlace al perfil de Instagram o Twitter de lxs artistas, donde puedes orientarte leyendo la biografía o buscando burbujas más conocidas. Indagando un poco más encontré por casualidad creadorxs de mi burbuja que habían conseguido vender algo y pensé "bien por ti".

El mundo del arte digital está formado en gran parte por creativxs condenadxs a hacer dos trabajos, el artístico o creativo no remunerado, que sin embargo requiere un trabajo constante de autopromoción, y el corporativo, el de las marcas, el de los trabajos mal pagados como freelance, esto no es, desde luego, un secreto.

 

LXS CRIPTOPATRONXS

Continuando mi exploración del mercado de arte digital, observo que algunas de las obras expuestas son referencias directas a Elon Musk, y no por casualidad. Junto con Chamath Palihapitiya, director ejecutivo de Social Capital y anteriormente ejecutivo de Facebook, Elon Musk ha publicitado ampliamente sus inversiones en NFTs, recibiendo gestos de extrema gratitud por parte de la criptocomunidad actual, obviamente también debido a la reciente compra por parte de Tesla del equivalente en Bitcoin a 1,500 millones de dólares, y sus muy populares Tweets sobre Bitcoins o Dogecoins. Esto nos lleva a otra cuestión a explorar: ¿quiénes son lxs principales coleccionistas?

Hablando de ello con Valentina Tanni, y como nos señaló Salvatore Iaconesi en un chat hace unos días, probablemente sean personas que han acumulado repentinamente grandes sumas de dinero en criptodivisas y que hoy se encuentran experimentando con nuevas formas posibles de mercado.

 
Elon’s Huge Cock (2021) hecha por @obxium subastada en SuperRare.

Elon’s Huge Cock (2021) hecha por @obxium subastada en SuperRare.

 

Recorriendo las obras actualmente a la venta es imposible no notar las alusiones declaradas al criptoanarquismo anarcocapitalista, según el cual a través de las criptomonedas no sólo el mundo del arte, sino también el mundo de las finanzas podría finalmente liberarse del yugo de lxs guardianxs, banquerxs, galeristas, notarixs, en favor de un poder distribuido y descentralizado.

Por esta razón, comprar un NFT que represente el rostro icónico de Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, pasando un rato con un extraterrestre o en una misión a la luna rodeado de unicornios y gatitos es un gesto que para un cripto-rico puede asumir, como sugiere Valentina Tanni, un alto grado de performatividad simbólica.

Al fin y al cabo, las enormes cantidades de dinero que en este momento no se conservan en los bancos, ni se invierten en acciones, sino en criptomonedas, mismas que han superado la marca del billón hace unos meses, convirtiendo al conjunto de criptomonedas en la quinta moneda más utilizada del mundo. Este dinero virtual tiene que ir a alguna parte, es decir, tiene que ser invertido, y así es, el mercado del arte digital está finalmente despegando. Hasta la luna.

 

 LA HUELLA DE CARBONO

Además de las cuestiones artísticas y políticas, hay problemas medioambientales. Como nos cuenta Joanie Lemercier, las desastrosas consecuencias que el blockchain está infligiendo al medio ambiente debido a la enorme cantidad de electricidad y agua que necesitan los servidores para minar nuevos bloques de transacciones verificadas, han llevado a algunxs artistas a retirar sus obras de los mercados de arte digital, tras el impactante y, aparentemente, inesperado descubrimiento por parte de Joanie de que la subasta de seis de sus obras digitales "consumió en 10 segundos más electricidad que todo [su] estudio en los últimos 2 años".

En los albores de lo que podría ser una nueva era en el mundo del coleccionismo de arte, Joanie como muchxs otrxs artistas y curadorxs, pide honestidad y transparencia en los procesos subyacentes a los nuevos mercados de arte digital, y en su testimonio habla de que en el próximo año el crecimiento de Ethereum reducirá drásticamente la huella de carbono de las transacciones de NFTs alojadas en ETH. Definitivamente una buena noticia, dado el hecho de que todos los mercados de arte mencionados, que son actualmente los más frecuentados por lxs criptopatronxs, están utilizando el blockchain de ETH como base.

 
Scorpio (2020), subastado en Nifty Gateway.

Scorpio (2020), subastado en Nifty Gateway.

 

Mientras tanto hay quienes no se conforman con las promesas futuras y prefieren encontrar soluciones alternativas en el presente, mientras la segunda ola, o deberíamos decir la segunda selección, está ocurriendo.

Como me señaló Franz Rosati, un par de días antes de que se subastara Nyan Cat, el artista computacional, ingeniero e informático Memo Akten hizo pública una guía para el criptoarte ecológico. Su trabajo incluye un sitio web muy bonito en el que es posible calcular el uso de energía y las emisiones de todas las transacciones de NFT en ETH y una lista de mercados digitales ecológicos. La lista es útil no sólo para lxs artistas digitales que quieran acercarse al mundo del blockchain y los NFTs sin dejar enormes huellas de carbono tras sus subastas, sino también para aquellxs artistas que, por ejemplo, quieran mantener su anonimato, o que prefieran evitar la presión y el sesgo del proceso de curaduría que se da actualmente en los ya mencionados SuperRare, Nifty Gateway, Foundation y demás.

En una breve charla que mantuve con Doreen A. Ríos, curadora del Centro de Cultura Digital en México y fundadora de [ANTI]MATERIA, observó que las mismas transacciones elitistas opacas que ya caracterizan al mercado del arte tradicional, son ahora exactamente replicadas por los principales mercados de arte digital.

Recorriendo la lista elaborada por Memo Akten y otrxs colaboradorxs en Github, se puede observar que algunos de los mercados digitales también están firmados con la indicación: "no sólo por invitación o curaduría". Un paso más hacia la tan deseada descentralización de los mercados.

 

DISTOPÍA DE LOS DERECHOS DE AUTOR

En 2013, el mismo año en que conocí a Andreas Schildbach, y en la misma ciudad, Berlín, nació Ascribe. Junto con Monegraph, nacida por los mismos meses en Nueva York, Ascribe fue la primera empresa, nacida con el objetivo de utilizar blockchain para ayudar a lxs artistas digitales a monetizar su trabajo.

En la página web de Ascribe, bajo el aviso "Ascribe ya no está activo" se puede leer:

Nos habíamos planteado la siguiente pregunta: ¿cómo se cobran las obras de arte basadas en tecnología digital? Entonces nos dimos cuenta: ¿y si pudieras poseer arte digital de la misma manera que posees Bitcoin? Este fue el punto de partida de Ascribe, antes de que la cadena de bloques (o incluso el Bitcoin) se convirtiera en la corriente principal. La idea era dar a todo el mundo más control sobre su trabajo: por primera vez en la historia, lxs creadorxs podrían romper el cerrojo de los contenidos, la distribución y las licencias de lxs actores atrincherados.

Siguiendo un enfoque más cercano al de aquellos años, el trabajo de Ascribe y Monegraph prestó especial atención a las cuestiones relacionadas con las licencias de propiedad intelectual. ¿Cómo descentralizar los derechos de autor, de modo que haya un beneficio en la difusión de las obras digitales, pero que los ingresos no acaben en los bolsillos de lxs "actores atrincherados"?

La idea de recompensar a lxs artistas sin ningún intermediario, o al menos la cáscara vacía de esa idea, se mantiene, y de hecho hemos visto cómo los principales mercados de arte digital toman esta motivación como bandera o escudo, útil para tapar muchas otras cuestiones delicadas, como los fallos reales a la hora de alcanzar la sostenibilidad ecológica de las transacciones y la opacidad del sistema de selección y curaduría de artistas.

Mientras tanto, afortunadamente, la combinación entre blockchain y derechos de autor aún no es tomada en cuenta por los mercados de arte digital. A lxs criptoartistas no les importa publicar las piezas que van a vender en sus cuentas de Instagram y Twitter, ya que una buena presencia en los medios sociales es un triunfo para ellxs como para sus mercados de arte digital. La ubicuidad y liquidez del arte digital hace que una misma obra pueda dividirse en diferentes partes, para ser vendida en diferentes mercados de arte digital al mismo tiempo.

Por ejemplo, encontré fragmentos de Everydays: The First 5000 Days en Nifty Gateway, la misma obra que Beeple sacó a subasta, en su totalidad, con Christie's, y pensar, "bien hecho Beeple, buen troll".

 
Meme posteado por Jeff Thompson en el grupo de Facebook BrowserBased.

Meme posteado por Jeff Thompson en el grupo de Facebook BrowserBased.

 

Sin embargo, las implicaciones distópicas siempre están a la vuelta de la esquina. Hablando del Nyan Cat, ya hemos observado lo difícil que es, si la obra de arte digital y su valor están inextricablemente ligados a la historia que tuvo como meme, recompensar a la comunidad del internet, como a cada unx de lxs artistas o creativxs que contribuyeron a la creación y al éxito de la obra.

Este aspecto no se tiene ni remotamente en cuenta en las leyes de derechos de autor actuales. Mientras que, por el contrario, lxs memerxs, o "reelaboradorxs de contenidos", se expondrán probablemente en un futuro próximo al riesgo contrario, el de ser multadxs o acusadxs de difundir y modificar contenidos protegidos por derechos de autor.

Al menos esto podría hacerse realidad bajo la jurisdicción europea. El artículo 13 (rebautizado como artículo 17 en el último borrador de la legislación), fue aprobado el 26 de marzo de 2019 por el Parlamento Europeo, y será traducido a la legislación nacional el 26 de marzo de este año. Muy pronto podremos conocer las consecuencias de esta ley, de la que se ha dicho que es: "vaga y mal pensada, y que acabará restringiendo cómo se comparten los contenidos en línea, ahogando la innovación y la libertad de expresión" y que en algunos de los peores escenarios "podría llevar a la introducción de "filtros de subida" que escanearán todos los contenidos de lxs usuarixs antes de subirlos para eliminar el material con derechos de autor". En un famoso tuit, Julia Reda, eurodiputada del Partido Pirata alemán y ex miembro del Parlamento Europeo, había definido el 26 de marzo de 2019 como un "día oscuro para la libertad del internet", pero sigue luchando por la causa bajo el hashtag #SaveYourInternet.

Espero que estos testimonios puedan ayudar a la comunidad del arte digital a encontrar una forma de ser recompensada por la enorme contribución que durante años ha estado dando, de forma gratuita, a cualquier persona que tenga la oportunidad de usar internet en el mundo, pero sobre todo también espero que puedan servir para evitar destruir esta comunidad en el proceso. Si queremos salvar nuestro internet, aún queda mucho camino por recorrer.

GRACIAS

En este artículo, un poco por diversión, un poco por amor a la atribución, he decidido llamar por su nombre y apellido, como no se suele hacer, a todas las personas con las que me encontré intercambiando ideas sobre el tema. Además de ellos, agradezco a Franziska Von Guten, Noel Nicolaus, Aria Mag y Tomato Cappelletti que me han acompañado en el trabajo de Clusterduck desde 2016, y también agradezco a Giacomo Vannucchi, Gregorio Magini, Umberto Boschi y a la persona que en 2013 me introdujo en esos Bitcoins que nunca compré (*sigh*) Giulio Ammendola.


La versión italiana de este texto fue publicado en Not - NERO on Theory el 25 de febrero de 2021.

Notas:

1.      Al día de hoy, la pieza Everydays: The First 5000 Days de Beeple fue subastada por 69,346,250 dólares.

Silvia Dal Dosso es una creadora multidisciplinar e investigadora de internet y subculturas meméticas. Es cofundadora del colectivo Clusterduck.