La incertidumbre de lo digital. Cultura y apropiaciones cotidianas

Por:Iván Flores Obregón

 
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Nuestro momento histórico nos permite hablar sobre cultura digital, la presencia -ahora casi invisible- de las tecnologías digitales en nuestra vida cotidiana contribuye a la reflexión sobre este tema. Sin embargo nos enfrentamos a una serie de dificultades conceptuales que debemos considerar para comprender qué es la cultura digital y cómo podemos estudiarla.

Si algo hemos aprendido con la antropología es que definir cultura es de entrada una tarea complicada, no se ha alcanzado un acuerdo para precisar sus límites y características fundamentales. No tenemos por tanto una definición de cultura que goce de consenso porque cada autor ha interpretado, cambiado y agregado elementos a sus propias definiciones. Suele considerarse la definición de la UNESCO (1982) como una concepción operativa, esta señala que "la cultura puede considerarse como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Además de las letras y las artes, comprende los modos de vivir, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias". En este sentido prácticamente todo lo que nos rodea, lo que podamos pensar o decir es cultura.

Ciento once años antes Tylor (1871) explicó que la cultura es un complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbres y cualquier otra facultad y hábito adquirido por el hombre como miembro de la sociedad. Sapier (1921) por su parte plantea que es un conjunto socialmente heredado de prácticas y creencias que determinan la textura de nuestra vida. Diez años más tarde Malinowski (1931) planteará que la cultura incluye artefactos, bienes, procesos técnicos, ideas, hábitos y valores heredados. En esa totalidad pensada por Malinowski se articulan utensilios y bienes de consumo como elementos que organizan y regulan los grupos sociales.

Podríamos decir por tanto que la cultura está expresada en muchos fenómenos y situaciones que pueden ser lingüísticas, rituales, espirituales pero que también se materializan en objetos que requieren el desarrollo de una técnica. Es decir, resulta complicado pensar la cultura separando lo material y lo ideal (Godelier, 1984) igual que es improductivo pensar la cultura como ajena a un lugar y tiempo específico. Este es un movimiento teórico interesante porque nos puede ayudar a focalizar algunos elementos de la cultura digital como arraigada profundamente a artefactos tecnológicos y a prácticas. No es casual que muchos de los estudios antropológicos hechos con, en o sobre tecnologías digitales concentren su atención a qué hacen los usuarios, ahí en los usos cotidianos está sintetizada una expresión de la cultura que se construye con estos objetos. Esto es así porque al estudiar los usos estamos discutiendo implícitamente las apropiaciones y significados atribuidos a los artefactos, en ese proceso -que encierra hábitos, creencias, prácticas- se constituye y revela un aspecto específico de la cultura aunque no necesaria y específicamente digital.

Esta ruta teórica y metodológica no es nueva en lo absoluto, de hecho ya ha sido explorada por quienes estudian otro aspecto de la cultura: sus expresiones materiales, lo que nos enfrenta a una situación peculiar: la cultura digital -como la definición misma de cultura- no está concluida, de hecho la construimos mientras hablamos de ella. En el proceso encontramos nuevos elementos que le conforman, expresiones específicas que modifican nuestra experiencia cotidiana con los artefactos tecnológicos, prácticas particulares de ciertos grupos sociales -llámense usuarios, artistas, investigadores, etc.- y simultáneamente esto mismo produce imaginarios específicos que responden a condiciones sociales, económicas, políticas en las que nos encontramos. Es un proceso por tanto de invención creativa pero también de retroalimentación constante donde afinamos la mirada y mejoramos los aparatos teóricos para distinguir nuevas posibilidades y limitantes. La cultura digital tiene -por tanto- algo de incierto e inexacto pero que está ahí a la espera de ser explorado y conceptualizado.

La cultura digital bien puede observarse en el trabajo del artista que monta una exposición que utilice dispositivos de realidad virtual o aumentada pero también en el usuario del metro que utiliza su teléfono para ver series o jugar Candycrush mientras pasa horas en el transporte público. En los dos casos está presente un uso que revela la relación profunda que tenemos con los objetos y la agencia que tienen éstos para establecer nuevos sentidos a lo que nos rodea. Se hace evidente con más fuerza la antiquísima tensión de naturaleza y cultura, ahí donde los objetos entraman redes queda pendiente analizar nuestra propia constitución como individuos y sujetos a través de los artefactos tecnológicos que utilizamos e incorporamos. En este sentido es válido pensar que los objetos son resultado de un diseño, de una reflexión que ha logrado ser concretada a través de un sistema tecnológico, Sarmiento (2007) explica que no podemos ignorar que la tecnología conforma estructuras sociales de los grupos, fija sus dimensiones y su propio desarrollo cultural.

Quizá por esto es que lo digital como concepto abstracto, abierto e inconcluso tiene sentido cuando consideramos sus soportes materiales como un medio para entender su integración a la cotidianidad. Esa exploración se encuentra también abierta y posibilita una labor multidisciplinaria con la que podemos entender qué es -para nosotros, aquí y ahora- la cultura digital.

 

Bibliografía

Godelier (1984). Lo ideal y lo material: pensamiento, economía, sociedades. Madrid.

Malinowski, B. (1931). Culture en Encyclopaedia of the Social Sciences, t. 4, Nueva York.

Sapier (1921). Language: an introduction to the study of speech, Nueva York.

Sarmiento, I. (2007). Cultura y cultura material. Aproximaciones a los conceptos e inventario epistemológico. Anales del Museo de América no. 15, pp. 217-236.

Tylor (1871). Primitive Culture: Researches into the development of mythology, philosophy, religion, language, art, and custom. London.