Semana 261_1 World on a Wire
World on a Wire
con obra de Mariia Fedorova, LU Fei + LEI Jianhao, JooYoung Oh, Sascha Pohflepp (1978-2019), Matthew Lutz + Alessia Nigretti, Pete Jiadong Qiang, Tabor Robak, Rachel Rossin, Timur Si-Qin, Theo Triantafyllidis, YE Nan, ZZYW (Zhenzhen Qi & Yang Wang).
curaduría por Michael Connor (Rhizome of the New Museum) en colaboración con Baoyang Chen (Central Academy of Fine Arts) y Taiyun Kim (Hyundai Motor Company)
para Rhizome x Hyundai Motor Company
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World on a Wire explora las prácticas artísticas relacionadas con tecnologías digitales emergentes, como la realidad aumentada (RA), la realidad virtual (RV) y la inteligencia artificial (IA). La exposición presenta lo que podría considerarse formas de vida sintéticas creadas por artistas y explora las posibilidades y la poética de la simulación. El sitio web y la exposición de la galería presentan 11 obras de las cuales 7 son comisiones, de artistas de todo el mundo.
World on a Wire transforma el espacio de exposición en un vivarium de realidad híbrida con formas de vida sintéticas, explorando las posibilidades y la poética de la simulación como práctica artística.
Desde el punto de vista tecnológico, las simulaciones pueden considerarse esfuerzos por modelar procesos o situaciones dinámicas. Como ha señalado el diseñador Francis Tseng, estas simulaciones van más allá de la descripción neutra de una realidad subyacente: a menudo se proyectan hacia adelante en el tiempo, y pueden integrar determinados sistemas de creencias en un modelo particular del mundo o de su futuro. En concreto, afirma Tseng, las simulaciones suelen definirse por "la percepción de rigor, corrección e infalibilidad matemática".
Las obras de World on a Wire cuestionan esta autoridad, retomando la práctica de la simulación para destacar sus aspectos contingentes y subjetivos. Algunas de las obras hacen uso de tecnologías ópticas, desde los efectos visuales previos al cine hasta la impresión en 3D, la realidad virtual y la realidad aumentada, para llamar la atención sobre la simulación como tecnología visual. Otras se centran en la simulación como medio para simplificar conjuntos de reglas y modelar comportamientos, a menudo con el fin de proyectar resultados esperados. A través de estos enfoques dispares, las obras ponen en tela de juicio la distinción entre realidad y representación, destacando las formas en que la simulación como práctica no puede separarse del mundo que pretende modelar.
La exposición toma su título de un telefilme de 1973 del director alemán Rainer Werner Fassbinder en el que una simulación informática masiva hace que el protagonista se cuestione si su propia realidad es también una construcción virtual, lo que le lleva finalmente a la locura. Este horror paranoico -en el que el mundo real se revela como una mera simulación- se replantea en esta exposición en términos más ambivalentes: la simulación puede ser una forma de ejercer poder sobre sus sujetos, pero también ofrece una técnica posible para reimaginar nuestro mundo -en particular, nuestra relación con la tecnología y el entorno natural-.