Semana 448_1 Great Exhibition 2025: The Internet Barnacles 인터넷 따개비들

Great Exhibition 2025: The Internet Barnacles 인터넷 따개비들

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Great Exhibition 2025: The Internet Barnacles 인터넷 따개비들 〰️

con obra de Yehwan Song

en G Gallery,

B1. 748, Samseong-ro, Gangnam-gu, Seúl, Corea del Sur

del 8 de enero al 15 de febrero, 2025

 

Vista de exposición Great Exhibition 2025: The Internet Barnacles 인터넷 따개비들, 2024

 

«Porque para conocer su verdadera naturaleza, debemos verla no estropeada por el cuerpo y otras miserias... Pero aunque hemos declarado la verdad de su apariencia actual, su condición... se asemeja a la del dios del mar Glaucus, cuya primera naturaleza apenas se puede distinguir, porque los miembros originales de su cuerpo están rotos y mutilados y aplastados y en todos los sentidos estropeados por las olas, y otras partes se han unido a él -creaciones de conchas, algas y rocas. ... Considera lo que podría ser si siguiera el brillo sin reservas, surgiera por este impulso de las profundidades del mar, y fuera limpiado y raspado de las rocas y percebes».

- Platón, República

En República, Platón compara la imagen del alma deformada, alterada por numerosas miserias, con el dios del mar Glauco. El cuerpo de Glauco, destrozado y desgastado por las tormentas, se incrusta de conchas, algas y rocas, transformándose tanto que su forma original apenas es reconocible, asemejándose a una bestia salvaje. Glauco ilustra cómo el alma está entrelazada con influencias externas y cómo su esencia está distorsionada por capas que la protegen y, al mismo tiempo, la constriñen. Sin embargo, la filosofía de Platón también presenta la posibilidad del cambio: «Considera lo que podría ser si siguiera el resplandor sin reservas, surgiera por este impulso de las profundidades de este mar en el que ahora está hundido, y fuera limpiado y raspado de las rocas y percebes que... se aferran a él con profusión salvaje".

En esta metáfora, las conchas, o percebes, muestran la relación entre apego, asentamiento y supervivencia. Los percebes se anclan a superficies estables, como rocas o incluso barcos, y se protegen de las amenazas externas al tiempo que forman una concha dura y calcárea en forma de cono. Esta doble característica revela una paradoja. Mientras están sujetas a un entorno estable, arrastran sus cirros por las corrientes circundantes para filtrar el plancton que les sirve de sustento, pero su sujeción también las ata a la superficie que habitan, lo que las somete a fuerzas ambientales que escapan a su control. No son ni totalmente pasivos ni totalmente soberanos. Su supervivencia es tenue en el mejor de los casos y sólo es posible dentro de las limitaciones creadas por su inevitable dependencia del entorno.

Yehwan Song se centra en las características ecológicas de los percebes en su exposición individual Los percebes de Internet 인터넷 따개비들 en la Galería G. Partiendo de sus obras anteriores que abordan el malestar y la ansiedad de los usuarios digitales ocultos bajo el velo del colonialismo digital, el utopismo tecnológico y las ideologías expansionistas, presenta una serie de trabajos que exploran la relación entre usuarios y plataformas. Las plataformas estandarizadas emergen como fuerzas arquitectónicas que moldean nuestros hábitats digitales en espacios uniformes, como colonias de percebes que se teselan en hexágonos perfectos. Cada individuo encerrado en una sumisión geométrica. Al igual que las olas erosionan violentamente el lecho de roca donde habitan los usuarios, la estandarización digital erosiona las distintas identidades culturales y lingüísticas. De este modo, capta la ansiedad oculta de sus usuarios, cuyas identidades culturales y lingüísticas quedan marginadas en estos ecosistemas.

 

Vista de exposición Great Exhibition 2025: The Internet Barnacles 인터넷 따개비들, 2024

 

La exposición se desarrolla como un movimiento narrativo que parte de la superficie, donde usuarios e interfaces se encuentran por primera vez, y desciende a las profundidades del abismo digital. The Barnacles 따개비들 (2025) es una instalación formada por innumerables piezas de cartón ensambladas sobre las que se proyectan vídeos. Esta instalación modular funciona como una interfaz a través de la cual el cuerpo y el alma humanos se conectan con el mundo digital, a la vez que forman colectivamente una colonia que refleja la naturaleza interconectada de los ecosistemas digitales. Al igual que los percebes comienzan como nauplios que nadan libremente y sufren múltiples transformaciones antes de asentarse definitivamente, nuestros cuerpos y conciencias se adaptan y transforman gradualmente dentro del sistema digital. Aunque en la superficie se presentan interacciones fluidas, bajo ellas operan continuamente algoritmos predictivos, mecanismos de vigilancia y sistemas de extracción de datos. Estas corrientes ocultas reconfiguran de forma sutil pero omnipresente nuestra existencia de maneras que desconocemos en gran medida. Esta forma escultórica, que evoca tanto las disposiciones digitales de píxeles como los cúmulos de percebes, plantea preguntas: ¿Somos agentes activos en la definición de nuestra presencia digital o, como los percebes, dependemos de las corrientes externas para sobrevivir?

Nuestra forma de vida, agrupados e intercambiando constantemente información y datos, se asemeja a la de los percebes que habitan en densas colonias la superficie de las rocas o los cascos de los barcos. Sin embargo, esa adaptación y esa coexistencia tan apretada también pueden limitarnos. Al ajustarnos a las exigencias de la infraestructura digital, controlamos y filtramos continuamente el flujo de algoritmos. Como las palpitantes placas del opérculo de un percebe, abrimos y cerramos interfaces para comprobar si hay actualizaciones, tamizamos el interminable flujo de plancton que es el contenido y participamos en un intercambio perpetuo de notificaciones y mensajes con otros. Navegamos sin cesar, disfrutando de momentos fugaces. Comprobamos ansiosos el número de visitas, esperamos notificaciones de «me gusta» y comentarios, y nos abandonamos a las corrientes de la marea digital. Los contenidos recién subidos llegan a raudales como el plancton, pero a medida que nos esforzamos por seguir la corriente, nos volvemos cada vez más inquietos y frenéticos. Estos comportamientos digitales repetitivos nos anclan aún más a la superficie de las plataformas. Como los percebes segregan carbonato cálcico para adherirse a una superficie, los usuarios digitales dejan rastros de interacciones incesantes, adhiriéndose firmemente al sistema. Este proceso nos encadena a sistemas que extraen valor, exponiendo la paradoja del usuario digital: las plataformas que prometen conexión y supervivencia exigen sumisión absoluta, destrozando la agencia en fragmentos algorítmicos.

 

Vista de exposición Great Exhibition 2025: The Internet Barnacles 인터넷 따개비들, 2024

 

A medida que los visitantes se adentran en el espacio expositivo, experimentan capas cada vez más densas de ecología digital, como si se sumergieran en las profundidades oceánicas. A través de dos piezas, Yehwan Song disecciona las dimensiones emocional y psicológica del usuario. The Whirlpool (2025) crea un vórtice hipnótico con su escultura, reflejando cómo el sistema algorítmico arrastra inevitablemente a los usuarios hacia el flujo de la interacción con los contenidos. The Surfers' Suspicion 의심하는 서퍼들 (2025), una instalación de una sola pantalla, fragmenta y prolifera la interfaz digital, creando un espacio vertiginoso de infinitos reflejos y conexiones. Estas obras no sólo presentan la ansiedad y el miedo como ideas conceptuales, sino que también los encarnan como experiencias físicas y existenciales. El miedo implacable a la vigilancia constante, la ansiedad de la desconexión y la rigidez asfixiante de los sistemas excesivamente estandarizados forman una compleja red de limitaciones. Como sugiere Melody Jue, la interfaz aparentemente lisa esconde debajo complejos mecanismos de control, transformando las experiencias del usuario en un espacio de navegación y negociación. A través de este entorno inmersivo, Yehwan Song establece un paralelismo entre las limitaciones digitales y el reto existencial de la exploración de las profundidades marinas. Ambos espacios dependen de sistemas externos para sobrevivir, donde la escasez de subjetividad refleja la escasez de oxígeno, y la presión de las fuerzas circundantes condiciona cada movimiento y elección.

A través de la exposición, Yehwan Song recontextualiza la fábula de Glauco de Platón para la era digital. Como el dios marino cubierto de percebes y escombros, nuestra existencia digital está llena de ataduras algorítmicas y dependencia de las plataformas. Nos adaptamos continuamente a las mareas digitales, filtrando y consumiendo para sobrevivir. Sin embargo, los rastros de datos que dejamos a nuestro paso nos anclan cada vez más firmemente a la plataforma, y poco a poco somos consumidos por el proceso de extracción de valor del sistema. El trabajo de Song plantea una pregunta: ¿Están los usuarios, como los percebes, pasivamente sujetos a los sistemas que configuran sus vidas, o pueden, como los percebes en ecosistemas dinámicos, adaptarse y afirmar su subjetividad? ¿Y las plataformas? ¿Son estructuras inmutables y masivas, o pueden desprenderse, reimaginarse y reclamarse? En este caso, la metáfora de Platón no sólo invita a la crítica, sino que también nos pide que imaginemos posibilidades. La instalación de Yehwan Song nos recuerda que, incluso nadando entre las tumultuosas corrientes de la infraestructura digital, la naturaleza humana esencial e irreductible persiste bajo nuestra existencia en red. La cuestión que queda por resolver no es cómo escapar completamente de las condiciones digitales, sino cómo mantener nuestra alma al tiempo que reconocemos nuestro ineludible enredo con los sistemas que nos sostienen y constriñen.

Texto de Eunha Chang

Doreen Ríos

Curadora, investigadora y docente especializada en cultura digital.

https://doreenrios.com
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